Mientras miles de empresarios buscan desesperadamente mano de obra, el colectivo de sin papeles que viven en España busca desesperadamente trabajar.
Pongamos por caso que usted necesita que alguien cuide de sus mayores y conoce a una persona, inmigrante, en la que confía y la quiere contratar. Pues no puede, porque la ley se lo impide. Pongamos por caso que usted tiene un restaurante y necesita camareros. Se le ofrecen montones de inmigrantes a los que usted quiere contratar. Pues no puede hacerlo. Pongamos por caso que necesita mano de obra para sus cultivos y sabe de muchos inmigrantes que necesitan ese trabajo y usted los quiere contratar. Pues no puede. La ley se lo impide.
Según la
ley de Extranjería,
un inmigrante en situación irregular tiene que esperar tres años para obtener un permiso de trabajo. Es decir, tiene que permanecer en España sin empleo y sin recursos económicos durante ese largo periodo de tiempo pese a que hay un serio
problema de falta de mano de obra en muchos sectores,
mientras que otras personas están "sin papeles" y sin poder acceder al mercado laboral. La pescadilla que se muerde la cola.
Cáritas atendió en 2022 a 500.000 migrantes en situación irregular en España, un 43% más que en 2019.
Cáritas recuerda que la realidad de las personas extranjeras en situación administrativa irregular no es visibilizada ni reconocida en los datos oficiales. Según el INE, en el año 2022 el total de población de origen inmigrante residente en España es de 5.542.932 millones de personas, representando el 11,7% de la población total de España, aunque se desconoce oficialmente el total de personas en origen inmigrante en situación irregular.
Según Diego Fernández Maldonado, del equipo de Incidencia Política de Cáritas Española, estas personas en situación irregular están avocadas a la "buscarse la vida" en la economía sumergida. "Hay un espacio oscuro en el Estado de derecho que deja a estas personas en situación de desamparo". Además, rizando el rizo, transcurridos esos tres años se encuentran con la paradoja de que tienen que solicitar un precontrato de trabajo y las oficinas de Extranjería están "colapsadas", por lo que, por cuestiones burocráticas, tienen que esperar meses para que su situación se regularice.
"Nos encontramos con que hay gente que quiere contratar y gente que quiere ser contratada" y no puede.
"Hay empresas que durante los meses de espera de tramitación, desisten, o cambia su situación" porque los inmigrantes no logran cumplir ese requisito. Un total "sinsentido", en palabras de Fernández Maldonado.
En el año 2022 se introdujo en la Ley de Extranjería un nuevo modelo para poder acceder al mercado laboral. El
"Arraigo para la formación". Esther Lara, directora de comunicación de AudioLis explica que uno de los requisitos para acceder a esos cursos es
llevar dos años en España. Los cursos duran 12 meses
y son variados, centrados en los sectores que más trabajadores demandan, como la hostelería, la agricultura, ganadería, cuidadores, electricistas... "Nuestros alumnos son en su mayoría de origen colombiano, marroquí y peruano y, desde que pusimos en marcha los cursos en 2022, ya hemos superado los 150 matriculados", dice Esther Lara. "Nuestros cursos son formaciones válidas para solicitar el arraigo de formación y no es necesario acreditar ninguna titulación previa para matricularse". Existen centros que ofrecen estos cursos gratuitamente.
Pero, como explica el portavoz de Cáritas, ese curso no permite acceder al mercado laboral, solo estudiar. Y al final, se encuentran con el mismo problema. Las trabas administrativas, la lenta burocracia que tardará meses en darte el anhelado permiso de residencia o trabajo. "Nuevamente nos encontramos con inmigrantes que consiguen una oferta de trabajo y nuevamente los problemas con Extranjería hacen que ese permiso se retrase meses y meses".
La mayor parte de los afectados por este bucle son inmigrantes procedentes de países latinoamericanos.
"Los inmigrantes que llegan desde la frontera sur (subsaharianos y marroquíes) están en España en tránsito", afirma Fernández Maldonado. Son los latinoamericanos, por razones obvias de lazos culturales y lingüísticos, los que se quedan en España. Colombia y Venezuela son los países de los que proceden más inmigrantes en los últimos años.
Cáritas trabaja mano a mano con las administraciones para solucionar este problema. "Todos son conscientes", empresarios, políticos, jueces de que es un callejón sin salida.
Se han buscado otras soluciones, como la oferta en origen. Es decir, aquello de lo que los emigrantes españoles de los años 60 presumen, que la empresa acuda a un país extranjero en busca de mano de obra. Pero lo cierto es que es poco realista. "La contratación colectiva se limitaría a grandes empresas, poco atractiva para un empresario común que no puede afrontar esa burocracia". Es un camino "poco explorado".
"Estamos en una situación de que hay personas que quieren trabajar y otros que quieren contratar. Y hay que buscar soluciones". Cáritas impulsó el año pasado una
Iniciativa Legislativa Popular
de recogida de firmas para impulsar una regularización de la bolsa de inmigrantes ilegales que viven en nuestro país en esta situación que no se pudo tramitar por la brusca interrupción de la legislatura. Al ser una iniciativa popular, se ha vuelto a activar.
"Ha habido seis regularizaciones en España desde la democracia, tanto con gobiernos del PSOE como del PP. Pero eso es un parche. Es necesaria una normativa que genere vías regulares de inmigración".
En cuanto al nuevo Pacto Europeo de Migración y Asilo firmado el pasado diciembre y que aún no ha entrado en vigor, Cáritas lo critica duramente. "Cáritas recibe con preocupación el anuncio de un acuerdo político entre el Consejo y el Parlamento Europeo para aprobar un nuevo Pacto de Migración y Asilo. A falta de conocer y analizar el contenido íntegro de este paquete legislativo —a aprobarse previsiblemente en los próximos meses— el acuerdo de esta semana supone la culminación de un proceso que reconfigura el sistema europeo común de asilo haciéndolo más inaccesible y menos solidario", opina Cáritas.
"El nuevo marco normativo se acuerda con una clara prioridad: reforzar el control migratorio. Externaliza la gestión migratoria a terceros países con el objetivo de evitar llegadas a territorio europeo e impulsa procedimientos fronterizos exprés a aquellas personas que sí logren llegar, sujetas a rigurosos controles mientras se les priva de libertad",
dice la nota de prensa.
"La solidaridad entre estados europeos también se ve afectada, abriendo la puerta a que países rehúyan de cumplir con compromisos de acogida de personas migrantes a cambio de una contribución económica. A su vez, incluye cláusulas abiertas para que los estados puedan suspender la aplicación de garantías procedimentales básicas en situaciones de crisis, ‘fuerza mayor’ o ‘instrumentalización’ de las migraciones".
Y para colmo, las mafias que trafican con las citas
Según publicaba ABC la pasada semana, "las mafias se encargan de bloquear el servidor de petición de citas y acaparan todas para luego venderlas por precios que van de los 30 a los 200 euros. Al no poder acceder a las citas, los inmigrantes pagan lo que sea. No les queda otra. O eso, o se quedan sin poder renovar su permiso de residencia. "El tráfico de citas es una metástasis que corroe un sistema, el informático del Ministerio de Administraciones Públicas, y que se ceba con una parte de la población más desfavorecida", cuenta Carlos Hidalgo en un estremecedor reportaje. libertaddigital.com